Cuatro días en el coche de San Fernando, mitad a pie mitad andando; fueron suficientes para disfrutar del mejor lavado de cara de la ciudad de Santiago de Compostela.
Un viaje obligado para cualquier peregrino que se precie, un camino de promesas, de esperanzas, de ansías... que terminan al llegar a la Catedral, donde las cansadas mochilas de todos los que se acercan caen al suelo, siendo ese su equipaje lo menos importante ante tal monumento.Una experiencia que también disfrutó el Colegio San Juan de la Cruz, con gran afluencia de alumnos, testigo de ello es nuestro programa especial sobre el Camino de Santiago, en el que uno de los chicos da su opinión minutos antes de emprender el camino.
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