A punto de cumplirse el 20º aniversario de la muerte de Diana de Gales, a los príncipes Guillermo y Enrique todavía les abruma el recuerdo de la última conversación telefónica que tuvieron con su madre. El duque de Cambridge y su hermano, entonces unos niños de 15 y 12 años, respectivamente, despacharon con rapidez aquella llamada porque querían irse a jugar, según su propio relato en un documental dedicado a la figura de Lady Di que la televisión británica emitió hace una semana.
La noche del 31 de agosto de 1997, Diana y su novio Dodi Al Fayed falleciían en un accidente en París. Tan solo horas antes la princesa había telefoneado a sus dos hijos, que pasaban las vacaciones en el castillo de Balmoral (Escocia) con su padre, Carlos de Inglaterra, y el grueso de la familia real británica. "De niños pasábamos demasiado tiempo hablando con nuestros padres por teléfono, en lugar de vernos. No me gustaba, pero así era la situación", explica el duque de Cambridge en el programa Diana, nuestra madre: su vida y legado. La "situación" a la que alude es el agrio divorcio de sus progenitores, anunciado el 9 de diciembre de 1992.
La última llamada telefónica de su madre, sobre la que los dos hermanos se explayan en una entrevista inusitadamente sincera, se produjo cuando los niños estaban jugando con sus primos. "Creo que Enrique y yo teníamos prisa por despedirnos y seguir con lo nuestro", explica Guillermo de Inglaterra sobre aquella conversación, y cuyo contenido recuerda perfectamente aunque en la entrevista declina revelarlo. Hablar sobre la princesa ante las cámaras " ha tenido un efecto balsámico" reconoce el habitualmente rígido Guillermo sobre el programa de hace varias noches, "pero no volveremos a hacerlo de forma tan sincera".
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