Fue la cercania del ferrocarril lo que hizo que la villa renacentista de los Medici, en Montelupo Fiorentino (Florencia), se convirtiera a finales del siglo XIX en residencia forzosa de criminales. La mansión se transformó en un hospital psiquiátrico judicial, mitad internado, mitad cárcel, una función que ha desarrollado durante más de 130 años. Justo hasta el pasado mes de febrero, cuando fue trasladado el último de sus inquilinos.
La antigua residencia veraniega de los gobernantes florentinos era precisamente uno de los centros de internamiento más antiguos y ha sido uno de los últimos en cerrarse. La clausura se decretó hace casi diez años, pero se aplazó varias veces y ha tardado en hacerse efectiva. El número de detenidos se fue reduciendo poco a poco desde los 150 que podía albergar. El año pasado quedaban unos 60 y en febrero fue trasladado el último a un centro sanitario de la cercana localidad de Volterra.
El alcalde de Montelupo Fiorentino, Palo Masetti, detalla que haría falta una inversión de al menos 20 millones de euros para reformar las instalaciones y convertirlas en algo diferente, algo que excede el presupuesto municipal de una población de 13.000 vecinos. Cuatro torres, un patio, un salón renacentista, los espacios ocupados por las celdas... Todo suma 85.000 metros cúbicos para rehabilitar.
Ahora el pueblo echará en falta el tránsito de las furgonetas azules en las que los internos llegaban al pueblo. Hacía mucho tiempo que ya no utilizaban el tren.
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