"Venezuela está sufriendo una de las peores crisis de su historia, y la Iglesia está sufriendo con todo el país. Muchísimos sacerdotes están pasando necesidad material, igual que el resto de la gente. Cuatro han fallecido por no poder acceder a medicamentos que necesitaban, y otros han tenido que dejar el país, también por motivos de salud". Así explica María Lozano, responsable de prensa internacional de Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), la decisión de lanzar una campaña urgente de oración y ayuda a favor de los sacerdotes venezolanos.
La fundación pontificia sigue la crisis en estrecho contacto con la Conferencia Episcopal del país y Cáritas. Fueron ellos los que "nos pidieron que ayudáramos a los que ayudan, a los sacerdotes"; algo que, por otro lado, encaja perfectamente con el carisma de ACN desde sus inicios. La necesidad de sostenerlos responde a dos motivos. Por un lado, además de los sacerdotes que dejan el país por problemas médicos; "varias congregaciones religiosas me han contado que están yendo porque no pueden mantener a su gente allí"-explica lozano, que ha visitado el país recientemente-. Y esta marcha se produce, precisamente, cuando su presencia es más necesaria: "La crisis que están sufriendo es también interior. Hay desánimo entre la gente, mucha gente rota. Algunas señoras lloraban al decirme que su familia se ha ido. Y el papel de la Iglesia está siendo acompañar y dar esperanza".
En algunos aspectos las situación de los sacerdotes es más grave que la de la población. "Ellos vivían en gran medida de la ayuda que les daba el pueblo: si antes les llevaban frutas u hortalizas de sus campos o los invitaban a comer en su casa, ahora llaman a su puerta para pedir. Y lo poco que tiene el sacerdote para su sustento lo dedica a ayudar a su familia o a sus feligreses con medicinas, a poner en marcha ollas solidarias a comprar un saco grande de alubias del que va sacando para todos. Otros sacerdotes nos contaban que la gente dedica horas y horas a hacer colas para comprar lo poco que llega, o busca quién tiene algo que necesita y está dispuesto a cambiárselo por otra cosa. En cambio, los sacerdotes no pueden estar cinco horas en una cola para comprar pan, porque su primera preocupación son los feligreses".
A pesar de todo, "nos dicen que esta situación les ayuda a estar más cerca del pueblo" comparte Lozano. Mediante esta campaña, la fundación pontificia quiere "que sepan que no están solos en este día a día tan precario. Y, a través de ellos, unirnos también a todo el pueblo de Venezuela". El objetivo es ayudar tanto de forma espiritual, por medio de la oración, como material. La forma elegida para ellos son los estipendios de Misas. En ellos, explica, se unen estos dos tipos de ayuda: "La Misa es el corazón de nuestro apoyo, porque en ella se une el pan material con el pan espiritual, y la oración se materializa. Es -concluye- la mejor de manera de que puedan seguir ayudando".
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